Los Muertos sin Tumbas: Cuando la Tristeza no Cabe en el Cuerpo

Ninguna traición amorosa mata, pero puede enterrar viva a la persona que fuiste. Y lo sé, porque estuve ahí.

Por Ehab Soltan

HoyLunes – No me preguntes cómo supe que algo dentro de ti se rompió. No fue por tus palabras, ni siquiera por tus lágrimas. Fue ese brillo ausente, ese modo en que te sientas sin ocupar espacio, como si no quisieras que el mundo notara que aún estás aquí.

Te miro… y me reconozco. Porque yo también morí una vez sin que nadie cavara mi tumba.

Fue después de ella. Después de su “te quiero” susurrado con la misma boca que más tarde dijo “no es para tanto”. Después de justificar lo injustificable. De disculpar al verdugo, solo por haberla amado demasiado. De preguntarme qué había hecho yo para que me dejaran de querer… como si el amor fuera un castigo que uno se gana.

Y no, no estás loca.
Tampoco eres débil.
Lo que sientes no es exagerado. Es humano.

No estás rota. Estás reescribiéndote. Fotografía: Diana

Tu cuerpo está gritando por dentro lo que tú te obligas a callar por fuera. Tu pecho pesa porque hay un ejército de emociones descontroladas corriendo sin dirección dentro de ti. Y no es metáfora. Es química. Literalmente.

¿Sabes lo que ocurre cuando alguien a quien amamos nos rechaza, nos miente o nos abandona sin cerrar la puerta? Tu cerebro lo interpreta como una amenaza física. Como si hubieras sido empujada desde un acantilado emocional. Tu sistema de alerta se activa. El cortisol sube. Las defensas bajan. El estómago se cierra. La memoria emocional guarda ese momento como un incendio. Y tú… tú dejas de reconocerte.

Por eso estás cansada aunque duermas.
Por eso lloras aunque sonrías.
Por eso no puedes pensar en otra cosa, aunque aparentes estar bien.

«No es drama. Es biología. Es trauma. Es amor que se volvió veneno».

Y te lo cuento porque alguien me lo contó a mí cuando más lo necesitaba. Porque en mi peor noche alguien no me ofreció ciencia, sino una historia. Me dijo que no tenía que seguir fingiendo ser fuerte. Que podía detenerme. Respirar. Y poco a poco… volver a caminar.

No todas las heridas son visibles. Pero todas pueden sanar. Fotografía: Diana

No te voy a prometer que mañana dolerá menos.
Pero te juro que no vas a quedarte aquí para siempre.

Porque esa muerte sin tumba… también tiene resurrección.

Y cuando llegue el día en que vuelvas a mirarte al espejo y digas “esa soy yo”, estaré esperándote con una taza de café caliente y el silencio justo para escuchar todo lo que sobreviviste.

La mente también sangra cuando el corazón se rompe.Fotografía: Diana

Porque nadie que muere así… vuelve igual.
Vuelve más sabia. Más suya.
Y sobre todo: más viva.

#hoylunes, #ehab_soltan,

Related posts

Leave a Comment

Verificado por MonsterInsights